C.I.: «Nosotros reivindicamos las letras porque somos iletrados»
Seguramente todo el mundo lo sabe ya, pero iletrado no significa “analfabeto”, sino “persona que ama la literatura y que hace de ella su razón de ser llevándola a todos los rincones de una pequeña gran ciudad llamada Murcia”. Marta Pintado, Basilio Pujante, Maricruz Gallego, Álvaro Pintado, Alberto Caride y Juan Manuel Sánchez han sido los culpables de la nueva acepción de esta palabra. Seis amigos que, hace ya diez años, decidieron regalar poesía a la gente. Su pasión los llevó a crear Manifiesto Azul, un “fanzine de literatura e inquietudes varias” con el que pretendían que la cultura pasara de mano en mano y llegara a cualquier persona. Lejos de conformarse con dar cabida a la voz de todo aquel que quisiera publicar sus poemas y relatos, empezaron a organizar recitales, a dar talleres, a proponer clubes de lectura… No había más remedio: el Colectivo Iletrados había nacido. Crecieron y ahora son, sin duda, uno de los pilares de la cultura murciana. Para conocerlos más, lean la charla que tuvimos con ellos para celebrar su próximo cumpleaños. Lean. Solo así podrán ser unos verdaderos iletrados.
El Colectivo Iletrados lleva dando guerra desde 2004, diez años ya haciendo de la poesía y de la literatura su magma. ¿Qué balance hacéis?
Basilio: El balance es fenomenal porque seguimos adelante. Lo que no se ha acabado quiere decir que todavía tiene vida y la respuesta de las cosas que hacemos también es muy positiva. Y nos sigue enriqueciendo. Además, hemos visto en estos diez años cómo la cultura de Murcia ha cambiado mucho, ha tenido varios momentos valle, momentos montaña, por así decirlo, y ahora está en un momento muy bueno. Nos encanta unirnos a otras iniciativas que confluyen ahora mismo con nuestros objetivos.
Alberto: Cuando nació el Colectivo Iletrados, había pocos colectivos como nosotros. Eso no significa que seamos los más importantes, pero sí que Murcia estaba mucho más parada que ahora. Hay otros colectivos que no es que se hayan mirado en nosotros pero que sí se han animado a hacer cosas a raíz de ver que las actividades que íbamos haciendo tenían el respaldo de la gente.
Habéis sido inspiración de muchas personas
Alberto: No sé si inspiración, pero sí han seguido un camino que a lo mejor antes no existía. Creo que nosotros no nos fijamos en otra asociación.
Basilio: Acuérdate, estaba la Rosa Profunda, que no era exactamente lo mismo, pero cuando empezamos con el Manifiesto Azul, que fue el germen de nuestro colectivo, también habíamos participado en esa revista. Eran amigos los que la llevaban y nosotros colaborábamos. Empezamos a foguearnos en los recitales con ellos y nos sirvió como ideal para seguir. Es bonito ver que nosotros hemos servido al menos como espejo, no sé si como modelo, pero sí como espejo para gente que está haciendo otras cosas ahora en la literatura murciana.
Álvaro: Me acuerdo cuando empezamos, que lo que queríamos un poco era, aunque suene prepotente, acercar la escritura y la literatura a la gente. Uno de los objetivos que nos marcamos era desmitificar eso de que la poesía es solo para las grandes elites. Dijimos: “¿Cómo acercamos la poesía, la literatura, la narrativa y la crítica literaria a la gente?” A raíz de eso nació todo esto. Luego se fue desarrollando más.
Mari Cruz: Dábamos la posibilidad de que todo el mundo publicara ahí. No era una revista en la que tuvieras que tener un caché, un currículum… no. Todo el mundo puede enviar sus cosas, publicar y es muy cercana. Con los recitales pasa igual: todo el mundo puede ir y puede leer; el club de lectura… La gente siempre lo ha visto como más cercano.
Basilio: No hemos querido abarcar más de lo que hemos podido. Siempre hemos tenido nuestros límites muy claros. Algunas veces, ha habido proyectos que se nos iban de las manos. Hemos dicho que no a muchas cosas por las que podíamos haber crecido más,precisamente,porque crecer más nos impediría seguir con el proyecto y mantener su espíritu intacto.
Últimamente en Murcia hay muchísima oferta cultural y, sobre todo, literaria. ¿Hay tanta demanda? ¿Hay diferencias respecto acuándo empezasteis?
Basilio: Creo que sí hay mucha demanda, al igual que oferta. Las dos cosas van de la mano. Lo que sí es cierto es que antes notábamos más gente en los recitales, porque había menos. Era el mismo tipo de gente pero entonces había menos posibilidades. Ahora, el público más o menos sigue siendo el mismo pero al haber muchísimas más actividades, prácticamente hay una presentación de un libro, hay varios recitales cada semana, hay talleres, hay todo tipo de actividades, clubes de lectura paralelos… La demanda ha crecido mucho más que el público. Antes nos concentrábamos mucho en los pocos sitios que había, pero al haber más, ha crecido la oferta.Eso está muy bien, sobre todo, porque cada uno puede escoger lo que más le interesa.
Alberto: A parte de que se haya multiplicado tanto la oferta como la demanda, se han multiplicado los tipos de oferta. Antes, los recitales eran de una manera y ahora cada colectivo, cada asociación o cada espacio lo enfoca de una manera diferente. Está el Desdoblando de La Puerta Falsa, que es un tipo de recital entre dos personas: una mayor, una joven, que es diferente, por ejemplo, a Los Lunes Literarios que se hace aquí, en el Zalacaín, que es más de cara a recitar y que hace intercambios con otras ciudades.
Alberto: Luego está Espacio Pático, donde se presentó vuestra revista, que tiene un perfil diferente de gente… Es bueno porque no se solapan y se respetan. Murcia no es una ciudad grande, pero tampoco es una ciudad pequeña, y es necesario que se dé esta variedad aunque haya menos gente en cada sitio.
Álvaro: Al final, lo que está pasando, es que la gente está volviendo a las cafeterías y a los bares que es de donde salen los grandes escritores. Con eso están naciendo todas estas iniciativas.
Los bares y los cafés se han convertido en centro neurálgico de la cultura como ocurría a principios del siglo XX.
Alberto: La mafia de la cultura, diría yo. Aquí la mafia nació donde no llegaba el Estado, la protección. Como la cultura es lo primero que se elimina de los presupuestos, al final son los espacios privados, y más que eso, las personas con nombre y apellidos. Aquí, por ejemplo, Diego, de Zalacaín, siempre ha hecho cosas culturales. Son ellos los que están moviendo la cultura ahora en Murcia.
Basilio: Nosotros lo hemos notado porque el primer recital que hicimos fue en un espacio público. Una carpa llamada Cooltura, que organizaba la Consejería de Cultura. Eso ahora lo veo un poco artificial y en aquel momento, que era la época del boom, en la que había dinero para cultura y para todo, la iniciativa privada se durmió un poco y se dejaron de hacer muchas cosas en los bares. Desde hace unos años ocurre todo lo contrario. Falta iniciativa pública, aunque sigue habiendo y es muy interesante, pero se ha llenado un hueco que existía gracias a Espacio Pático, La Azotea, Ítaca, La Puerta Falsa…
Mari Cruz: Antes, con las subvenciones, parecía que lo tenías todo muy fácil, una asociación pedía una subvención y sacaba un pedazo de revista enorme donde publicaba gente que tenía un caché. Nosotros nunca las hemos tenido y nunca las hemos necesitado. Desde que las subvenciones no llegan a este tipo de temas, se ha producido un boom para que la gente se caliente la cabeza, sea más original, se reinvente… Incluso ha beneficiado, porque ahora todo es mucho más creativo que antes, estaba todo más encorsetado dentro de lo que la subvención te decía.
¿Positiva y negativa la falta de apoyo institucional a la cultura?
Basilio: Es negativo porque hay ciertas iniciativas que sí necesitan un apoyo público. La Editorial Regional, que estaba muy bien, ha acabado desapareciendo. Por ejemplo, La Revista Hache, que era una revista bastante cara, ya no se puede realizar desde la iniciativa privada. Al igual que Ardentísima. Lo más económico, lo que se puede hacer por iniciativa privada, se sigue haciendo, pero quizá donde sí se necesite más apoyo, se echa de menos.
Alberto: Sobre todo porque, a lo mejor, la literatura es más económica, pero para hacer películas, por ejemplo, si no hay subvención, es muy complicado. Al final, escribir, en cierto sentido, es más barato, porque tú te sientas, escribes y luego si alguien te lo publica bien, y si no lo cuelgas en Internet, pero hay cosas que no se pueden hacer sin subvención pública. El cine no puede costar ocho euros.
Manifiesto Azul, vuestro blog… todo se puede leer gratuitamente, como la mayor parte de las publicaciones culturales de hoy en día. Nosotros los primeros. ¿Hasta qué punto la cultura debe ser gratis?
Álvaro: Yo no creo que la cultura, toda la cultura, deba ser gratis. Lo que no tiene ninguna lógica es la situación que vivimos, que ir al cine te cueste ocho euros. No te digo ya lo que tienes que plantearte si te cuesta dieciocho euros ir al teatro, o comprar los periódicos que te cuestan un euro y medio. Nosotros hemos favorecido la gratuidad porque nos permite llegar a muchísima gente. Si tuvieran que pagar para conseguir este fanzine, seguramente mucha gente no lo compraría. También está el hecho de que la gente colabore con nosotros. Si nos manda cosas y los publicamos, eso tiene una serie de connotaciones económicas a las que no podemos hacer frente, porque nosotros no estamos ganando dinero, al revés, estamos invirtiendo en una cosa en la que creemos pero de la que no sacamos ningún beneficio económico. Últimamente hemos puesto una hucha cerdito en la que cualquiera puede aportar un donativo para que saquemos fanzines y cosas como estas. Todo se reinvierte al final.
Alberto: Los fanzines nacieron para ir de mano en mano. Esto no es una revista, es un fanzine, y el fanzine no se cobra, vale que hay algunos que sí lo hacen, pero nuestra idea es la que había en los años ochenta, la de un fanzine que pasa de mano en mano y que llegue a mucha gente. De hecho, nos hemos planteado alguna vez lo de cobrar pero es una idea que no cuaja.
Volviendo un poco a los bares. Vosotros que soléis hacer recitales, ¿creéis que se le quita el aura íntima de la poesía al recitarse? ¿Qué diferencia hay entre escucharla y leerla en casa?
Alberto: Son dos actividades complementarias y necesarias. Primero, porque lo que tú vayas a leer en tu casa es muy diferente al recital, que es un acto social. La gente no viene solo para escuchar a un poeta, sino para tomarse una cerveza y hablar con la gente con la que coincide. Hay veces que el poeta es mejor, veces que es peor. Lo importante no es que sean buenos siempre, lo importante es compartir el hecho social que es la poesía con gente que tiene las mismas inquietudes. La poesía tiene que acercarse a los bares. Además, la temática ahora es muy urbana, las cosas que se dicen ahora en poesía tienen más que ver con los bares que con las iglesias o con los museos. Yo creo que es un buen espacio, sobre todo, si hay respeto.
Basilio: Lo que he descubierto a lo largo de estos dos años de Los Lunes Literarios es que hay dos tipos de poetas, al igual que hay poetas que escriben bien y poetas que escriben mal, hay poetas que recitan bien y poetas que recitan mal. Se convierten casi en actores. Un buen poeta que lee mal, te destroza un recital, pero al revés, también, un poeta regular que lee muy bien, te da un recital que te aporta más que la lectura. Es otra dimensión del poeta: actor, rapsoda.
¿Es el número de lectores, tanto de poesía como de narrativa, igual al número de consumidores de todo este tipo de eventos sociales literarios?
Basilio: Hay menos lectores, hay postureo.
Alberto: A parte del postureo, hay menos lectores. Pero también es verdad que hay mucha gente a la que le interesa la poesía pero nunca se va a comprar un libro de poesía. Les gusta escuchar, simplemente.
Mari Cruz: También es una forma de acercar la poesía a mucha más gente. Es una vía para que la gente que está en el bar vea que la poesía no es algo tan etéreo, sino algo mucho más cercano.
Basilio: Además, convierte la recepción de la poesía en un acto público. La poesía, que en un principio es lectura íntima, se convierte en lo que era en la antigüedad, donde las lecturas siempre se hacían en voz alta. Ahora nos parece lo ajeno a la norma pero, antiguamente, la literatura era oral y la gente escuchaba. No es mejor ni peor el que compra el libro por diez euros, se lo lleva a su casa, se toma una copa de vino, baja las luces y se lee el poema.
La poesía ya no es tan mística y trata temas mucho más actuales. Por ejemplo, habéis creado una sección en el fanzine Balompédica iletrada, y Basilio ha publicado un microrrelato sobre fútbol. También comentasteis un poema de Elena Medel sobre Iker Casillas a raíz del Mundial. Además, ha salido un poemario sobre series llamado Serial, publicado por El Gaviero Ediciones. ¿La poesía tiene que tratar esos temas? ¿Hacen buenas migas el fútbol, las series… con la poesía?
Basilio: Desde el punto de vista narrativo, que es lo que escribo, creo que sí, en la narrativa hay menos prejuicio a la hora de escribir y podemos escribir sobre cualquier cosa, sobre cualquier tema porque es un género no asociado tanto a los sentimientos como sí lo es la poesía. En cuanto a la poesía, yo que soy lector, no soy poeta, creo que sí hay un poco de barreras todavía, de tabúes, a la hora de tratar ciertos temas y ahora, afortunadamente, se están rompiendo: se puede hablar de fútbol, de series, de cosas más mundanas…
Álvaro: Sí, cosas de entretenimiento puro y duro. Se tiende a fabular con el entretenimiento, porque el fútbol, por ejemplo, es deporte pero al final es puro entretenimiento. En el fanzine, creamos la sección Balompédica iletrada, escrita por un amigo que es periodista deportivoy que conoce muchas historias de personajes históricos o que tienen historias rocambolescas. Al final es eso, escribir construyendo un texto narrativo con metáforas y un estilo literario.
Alberto: Ahora la pluralidad de temas es mayor que hace cien años, pero también porque hace cien años el poeta tenía una imagen que, seguramente, hoy pocos poetas tengan. Hay tópicos que se pueden dar o no pero antes se daban casi siempre. ¿Un poeta que hiciera deporte hace cien años? Hace cien años el poeta descuidaba su aspecto físico, el bohemio, el que no se preocupaba por las cosas mundanas… ahora eso ha cambiado.
Mari Cruz: Sí, pero es que es una tendencia ha pasado siempre en la poesía. Cada época ha reflexionado sobre sus temas y eso ha sido una constante en la historia de la poesía desde siempre. Si algo se escribía en el Renacimiento, en el Barroco se escribía lo contrario.
Basilio: Y ahora es una época muy irónica. La posmodernidad: desde la ironía, tratar temas diferentes. No quiere decir que no haya tabúes, porque, por ejemplo, yo conozco pocos poemas sobre toros…
¿Hay algún otro tema que no se esté tratando?
Alberto: La gente laica, por ejemplo, no habla de Dios en la poesía, o por lo menos no abiertamente. No sé si es un tabú o que a la gente le interesa poco Dios.
Basilio: Hay un gran poeta que ha recitado con nosotros aquí, dentro del ciclo Mursiya Poética, que es Antonio Praena, religioso dominico que tiene una manera de acercarse a Dios muy desenfadada y muy actual.
Alberto: No se pone ninguna censura. Trata el amor, trata el sexo. Nos sorprendía porque tenemos la imagen del religioso que no puede tratar estos temas o vivirlos y es al contrario, era como nosotros, solo que daba misa.
¿Es la poesía una vía para criticar cómo está la sociedad actual? ¿Se está utilizando así o se está prestando poca atención a esta tendencia?
Basilio: Hay una tendencia social muy importante y eso hace diez o quince años no se daba, también porque el tema de la sociedad, ahora que estamos viviendo una etapa de crisis, está muy candente. Hay mucha gente hablando de esos temas y también hay mucha gente escribiéndolos. Han salido antologías de poesía social, alrededor del 15M, que sonaban casi a años sesenta. Creo que tiene que ser así. Al Manifiesto Azul lo considero también social. La palabra manifiesto en el título no es una palabra gratuita, sino una manera de posicionarnos socialmente. Sin caer en la propaganda o en el panfleto, queremos hacer una crítica en primer lugar a la mercantilización de la literatura. El fanzine no se vende y es una manera de decir que se pueden hacer cosas al margen de una corriente comercial. Queríamos crear una especie de oasis, donde la autofinanciación y la colaboración tuvieran su lugar, y eso también es crítica social.
Alberto: Yo también creo que hay mucha más poesía social que antes. Que antes, me refiero a cuando nosotros empezábamos a escribir, hace diez años y también es una poesía social que no es panfletaria, que es lo que a mí me gusta. La poesía social panfletaria estaba bien cuando, por ejemplo, había guerra. Ahora, desde la ironía, critica lo que no le gusta o critica las injusticas y es una manera muy poética de decir que las cosas tendrían que ser de otra manera. Los temas que te tocan son al final los temas que tratas.
Hacéis un uso muy activo de Internet ¿Las redes sociales y la literatura tienen buena relación?
Basilio: Por supuesto. Tú escribes para que te lean. El que diga lo contrario, miente.
Alberto: Eso es el que publica, no el que escribe.
Basilio: Ya, pero yo creo que todo el mundo fantasea con tener un lector modelo que se llama X. Es una dimensión social que hay en la literatura y que favorecen las redes sociales. Toda la literatura es un texto para comunicarte y además, publicar en Internet, es gratuito. Es muy útil también para hacer relaciones. Nosotros en las redes damos a conocer los recitales para que la gente vaya y para ponernos en relación con otras asociaciones, con otros poetas, autores…
No solo os basáis en hablar de lo que hacéis vosotros, sino que también miráis fuera y os hacéis eco de las noticias literarias, si no de todas, de muchas
Basilio: Sobre todo en Facebook y en Twitter. En el blog resumimos lo que hacemos nosotros, una especie de cuaderno bitácora. Pero Twitter, por ejemplo, sí que queremos que sea como una agenda principalmente de lo que se hace en Murcia. Queríamos crear una especie de agenda para la gente que esté interesada en este tipo de cosas.
El Manifiesto Azul, Mursiya Poética, un club de lectura, un programa de radio… No paráis ni un momento. ¿Con qué encontráis más satisfacción?
Alberto: Nos corremos con todas.
Mari Cruz: El fanzine es lo más nuestro. Sobre todo porque fue el inicio y empezó siendo muy pequeño.
Álvaro: Sin el fanzine no estaríamos aquí hablando con la Revista Magma. A Mursiya Poética también le tenemos mucho cariño pero solo llevamos cuatro ediciones.
Alberto: Hemos ido creciendo conforme crecíamos nosotros y creo que eso es lo que ha hecho que sigamos aquí.
Basilio: Primero fue Manifiesto Azul y luego fue Colectivo Iletrados. Nos imaginamos el fanzine y a raíz de los que lo pusimos en marcha, salió el colectivo. Por eso le tenemos mucho cariño. Es lo que ha ido siempre con nosotros durante estos diez años. Sin lugar a dudas, es nuestro buque insignia.
¿Cómo es el proceso de edición, de selección, de creación de Manifiesto Azul?
Basilio: Abrimos el plazo durante varios meses, recibimos originales, sobre todo poesía y narrativa pero también reseñas, lustraciones, críticas de libros o de cine… y cuando cerramos el plazo nos reunimos los seis miembros del Colectivo Iletrados en el consejo de redacción, y solemos estar acompañados por unas cervezas y unas viandas. Es como una fiesta. Juanma, un compañero que no vive en la Región de Murcia, viene solo para eso. Entonces, seleccionamos los que más nos gustan por votación. Después de la selección, lo maqueta Juanma. Le echamos un vistazo entre todos, intentamos que no haya muchas erratas y luego lo imprimimos y hacemos la presentación.
¿Y cuándo podremos disfrutar del próximo?
Basilio: Queremos que esté para septiembre, octubre. Nos reuniremos en la piscina de nuestra amiga Marta a mitad de julio, ahí decidiremos cuáles son los textos y para noviembre, queremos celebrar los diez años de vida.
Estáis en Murcia pero también habéis salido fuera: Granada, Nueva York…
Alberto: Cada vez que uno de nosotros sale, sale el colectivo. Cuando cualquiera hace un recital, un congreso… se lleva el fanzine para allá. Eso es lo bueno del papel y por eso queremos reivindicarlo siempre, es una cosa más íntima. Llevarle a alguien tu fanzine en papel es enriquecedor para ti.
¿Pensáis que hay que irse de Murcia para volver y darse cuenta de que aquí hay buena literatura o buena cultura, o sois de los que opinan que fuera se está mucho mejor?
Basilio: Nosotros es que somos ya treintañeros casi todos, hemos vivido fuera, en el extranjero en algún momento y creemos que enriquece mucho. Pero en Murcia también se pueden hacer muchas cosas y no hace falta irse a Madrid para escribir poesía o publicar una buena revista; enriquece irte fuera, pero no por hacer lo mismo en Madrid que aquí, allí se va a hacer mejor. Ese complejo nos lo tenemos que quitar los murcianos.
Alberto: Yo tengo amigos que vienen de fuera y se quedan flipados. Aquí el mantra es que en Murcia no se hace una mierda. Pero es que eso ya no es verdad. No hay que ir con esa soga, porque ahora mismo no tiene nada que envidiar en cuanto a iniciativas literarias a otras ciudades.
Mari Cruz: Además, ahora las redes sociales te permiten conocer lo que se hace fuera sin irte y eso hace veinte años era imposible. Si estabas en una ciudad de provincias, no conocías lo que se hacía en otros lugares, pues si no te ibas, tu oferta se quedaba muy pequeña o pasada de moda.
Y en cuanto a calidad, ¿cómo está la murcianía?
Basilio: Murcia siempre ha sido una tierra de poetas y la narrativa en los últimos años… Miguel Ángel Hernández, que ha sido finalista en Anagrama, Pedro Pujante que también está publicando… muchísimos escritores que son conocidos a nivel nacional. Daniel Pelegrín…
Alberto: Y sobre todo que estamos hablando de gente joven, no de Eloy Sánchez Rosillo, que ya era un consagrado.
Basilio: Ahora que acaba de salir la editorial de La Fea Burguesía, otra nueva en Cartagena, Balduque… Sería erróneo ser provinciano y decir que se hacen muy bien las cosas pero que luego nadie te lea fuera de Murcia, pero cuando estás viendo que a la gente de aquí se le lee fuera, significa que no tenemos nada que envidiar a lo que se hace en otros lugares.
¿Qué os inspira y qué os alimenta para seguir día tras día al frente del colectivo?
Basilio: Las cenas.
Mari Cruz: Yo creo que el hecho de ser amigos ayuda muchísimo. Quedamos, nos vemos todos y al final continuamos sin proponérnoslo. Si fuéramos gente que queda únicamente para esto a lo mejor habríamos tenido cada uno sus intereses,pero como nos vemos todas las semanas por una cosa u otra…
Álvaro: También, porque esto no es una obligación. Lo hacemos porque nos gusta y porque disfrutamos. Si no disfrutáramos no lo haríamos porque esto no es un trabajo, es una actividad en la que te diviertes, aprendes mucho, conoces gente…
Alberto: A mí me gusta mucho ver el Manifiesto Azul en manos de alguien que no conozco y pienso que sirve para algo y que además de tener vocación de continuidad, puedes coger un fanzine y leer lo que alguien escribió hace dos años. Es como un libro de poesía que puedes leerlo cualquier día.
Sois filólogos, periodistas… ¿merece la pena dedicarse a las letras?
Alberto: A mí sí, porque siempre me han gustado las letras. Independientemente de que tenga más salidas o menos, yo creo que la gente debería de estudiar lo que le interesa primero y luego,ver cómo enfocar eso para tener más salidas. Pero eso es lo que te llevas al final en tu vida.
Basilio: Una carrera es una base sobre la que tú construyes tu propio proyecto de vida y tu currículum, ahora con los máster, tus becas, tus intercambios… tú eres filólogo pero te puedes dedicar a muchas cosas, si te gusta eso es para partir de eso, yclaro que merece la pena, por supuesto, yo me gano la vida dignamente en lo que me gustaba cuando tenía dieciséis años, que era leer y escribir. Más bonito que eso no hay nada.
Mari Cruz: Hay que estudiar lo que te gusta. Si la literatura te gusta y te dedicas a enseñársela a otros, es un placer.
Alberto: Es una responsabilidad muy bonita la que tenéis los profesores de lengua y literatura, porque en realidad yo pienso quién me inició en la literatura y fue un profesor que por algún motivo supo transmitirme, en ese momento, algo de la literatura que me llamó la atención. Y ahí pensé que la literatura podía estar en los inicios de mi porvenir. Que alguien pueda enseñar literatura, y enseñar a amar la literatura, creo que es precioso.
Álvaro: Si al final lo que haces es tu pasión, es lo más bonito del mundo. Nosotros reivindicamos las letras porque somos iletrados.
Entrevista: Araceli Muñoz
Fotografía: Lola Salinas
Lugar: Cafetería Zalacaín, Calle Enrique Villar 19, Murcia.
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