“La mente puede ir más allá que la vista”
Una galería blanca –Léucade– que ilumina una calle céntrica y oscura de Murcia. Una extraña pareja formada por su aguerrida galerista de 27 años, Sofía Martínez Hernández, y un escultor inspirado por la naturaleza y las formas curvas, Alfredo Guillamón. Entre los dos, una exposición organizada con crowdfunding, VÉRTICES –El arte del tacto-, tanto con obra escultórica y relieves originales como reinterpretaciones de otros artistas, para invidentes. Quienes vean podrán tocarla con los ojos vendados, quienes no, disfrutar del arte con sus manos y su imaginación. Desde su timidez, tranquilidad y sensibilidad, Sofía y Alfredo nos hablan de los vértices de su trabajo y su vida.
Alfredo, ¿qué significado tiene el tacto en tu obra?
Alfredo: El tacto es muy importante en la obra para mí. Mi especialidad es la escultura y, dentro de ella, mis obras contienen muchas formas rotundas. Se pueden hacer muchos recorridos visuales en estos planos escultóricos y, si elevo la escala, esos planos se convierten en laderas en las que me imagino caminando, recorriéndolas y tocando. Por ello, veo así una relación con el tacto, aunque el recorrido sea visual. Es como tocar con la mirada.
Sofía, tú eres la autora de la idea en la que se basa la exposición, ¿puedes explicar si le dejaste vía libre a Alfredo para materializarla o indicaste algunas vías por los que llevarla a cabo desde el punto de vista expositivo?
Sofía: Le dejé total libertad, aunque también le hablé de algunas obras en concreto que me gustaban mucho y que creí que podían funcionar con la idea de la exposición, pero dejándole campo abierto como artista para llevarlo a cabo.
Te pregunto esto porque algunos galeristas tienden a poner normas o dar pautas para trabajar también bajo fórmulas expositivas, ¿no?
Sofía: Se tiene una imagen de las galerías de arte general que no se corresponde con la realidad. Igual que hay un tipo de artista que no trabaja como debería hacerlo, y ya tendemos a generalizar. Intento luchar cada día contra esto, sobre todo aquí en Murcia, aunque sí hay ciertas galerías que no tienen la mejor forma de trabajo. Por ejemplo, algunas no aceptan trabajar con artistas que no han expuesto nunca. Personalmente, he podido presenciar cómo llega un artista genial y, por no haber expuesto nunca antes, no le dan una oportunidad porque no tienen trayectoria profesional.
¿Es la primera vez que trabajáis con crowdfunding, en este caso Verkami?
Sofía: Es la primera vez que hago crowdfunding, pero también es una manera de concienciar a la gente del valor de las cosas. Una exposición no aparece montada por arte de magia, hay un trabajo brutal detrás. De este modo, también puede llegar a mayor número de personas la obra de Alfredo a un precio menor y además se han puesto una serie de recompensas, todo relacionado con aspectos artísticos como clases de guitarra, retratos personalizados, visitas a estudios de artistas, y también la entrada para el recorrido especial con los ojos vendados. Las empresas también pueden incorporar su logo en el cartel de la exposición o tener su publicidad en la galería. Desde sólo 4€ se puede ayudar y con todo se reciben recompensas a cambio. Pueden elegirse en http://www.vkm.is/vertices El plazo para poder colaborar y beneficiarse de las recompensas, finaliza el domingo 28 de septiembre.
Alfredo, en relación con el resto de tu obra, ¿has seguido patrones o cánones ya utilizados en otros trabajos o la idea de realizar obras para un público que no es el habitual te ha exigido realizar una innovación en tus líneas estéticas habituales?
Alfredo: Ha venido todo de la mano. A la misma vez que ha surgido esta exposición, he tenido la inquietud de construir obras pictóricas en relieve o en esculturas de bulto redondo. Hasta ahora había trabajado muy poco con estas técnicas, pero ahora es cuando ha tenido un sentido completo trabajar con ellas. Me he centrado en la reinterpretación, no quería una copia real. Mi intención ha sido sacar la esencia y lo que me emociona de la obra del otro artista, y traducirlo a través de mi forma de construir y trabajar. La verdad es que ha sido un reto. No he variado intencionadamente las líneas de trabajo, sino que ha ido surgiendo. He querido aprovechar el trabajar para este público nuevo haciendo más evidente algunas características de mi trabajo. Por ejemplo, pasando a mí manera, de las dos dimensiones de las obras de otros artistas a las tres dimensiones pero, además, atendiendo al público que verá la exposición, tanto las personas con discapacidad visual como las personas que no la tienen y harán el recorrido expositivo de las dos formas posibles, con los ojos vendados y sin vendar.
Con esta exposición también es interesante el hecho de tocar con otras manos. ¿Teníais la intención de acercar a los videntes a la experiencia de la ceguera y así crear concienciación sobre el tema?
Sofía: Es una forma de acercar la experiencia a los videntes porque se quiere hacer una visita de la exposición con los ojos vendados para ir tocando las obras y, después, un segundo recorrido con los ojos sin vendar para comprobar si tu mente ha sido capaz de imaginar lo que estabas tocando. Es una manera de ponerse en el lugar de una persona con discapacidad visual durante unos minutos, pero realmente unos minutos no sirven para ponerte en la piel de toda una vida invidente. Sirve para que la gente reflexione hasta qué punto nos paramos a pensar en la suerte que tenemos y cómo se puede ver de otra manera. Por ejemplo, en muchos conciertos para personas sordas la música les llega a través de la vibración de los altavoces. Y disfrutar la música de una manera diferente no tiene por qué ser peor que escuchándola. Y aquí igual, no tiene que ser peor forma de disfrutar el arte tocándolo que viéndolo. Quizás puede ser mucho mejor, porque la mente puede ir más allá que la vista.
Alfredo: Me agrada mucho poder llegar a un público invidente. Siempre he sentido cierta admiración por las personas que carecen de algún sentido y
llegan a desarrollar mucho más los otros. Personalmente, he experimentado el hecho de no contar con algún sentido, en este caso la vista, y ver cómo potenciar esos otros sentidos. Me parece muy interesante conocer así el arte desde otras perspectivas. Y poder hacerlo, por primera vez, en una galería de arte en Murcia.
Alfredo, utilizas mucho en tu obra la madera, ¿qué le encuentras a ese material que otros no tengan?
Alfredo: Aunque sí es cierto que he trabajado mucho con la madera, durante este último año y medio estoy trabajando más con barro, que es un material que siempre me ha gustado y lo había dejado un poco de lado. Y no sólo como material de estudio para bocetar, sino como material definitivo. Me gusta trabajar con la tierra. E incluso ahora tengo que solucionar un tema práctico porque con el tacto se puede ensuciar, salir aristas, de modo que una de las soluciones que me planteo es el mundo de los esmaltes y me estoy adentrando en él. Lo tenía en mente desde hace muchos años. La madera está muy unida a mi obra, pero también se abre paso el barro y el esmalte.
Alfredo, en tu obra, tanto figurativa como abstracta hay muchas esferas y formas curvas, ¿qué significado tiene para ti?
Sofía: Creo que Alfredo usa tanto las formas redondeadas por su conexión con la naturaleza, al igual que usa materiales como la madera y el barro. De hecho, tiene una obra que me gusta mucho que es una intervención en un árbol que se llama El beso. Está todo relacionado.
Alfredo: En realidad me pongo a trabajar y la tendencia va por ese tipo de formas y voy construyendo por ahí, pero también tengo planos y líneas rectas. Mi forma de construir tiende más a las formas curvas, pero también existe ese contraste necesario con la línea recta.
Sofía, como historiadora del arte y galerista, aun estando muy cerca del autor, ¿el producto final de la investigación de Alfredo y de su obra cubre las expectativas que originalmente te surgieron con el proyecto, expositivamente hablando?
Sofía: Sí, totalmente. Mi idea principal era hacer llegar el arte a las personas con discapacidad visual. El cómo y con qué tipo de obra era el siguiente pasó. Y pensé en proponérselo a Alfredo porque, además de gustarme mucho su obra, su arte no es lo que se ha visto en una exposición de este tipo. Normalmente se suele hacer con obras con la silueta de la figura en relieve. O, directamente, reproducciones realistas con relieve en las que se ve exactamente igual que en la realidad. También se han realizado algunas en museos arqueológicos donde algunas de las obras son objetos cotidianos. Por eso, la de Alfredo rompe también todos los esquemas porque sus relieves no son totalmente realistas, incorpora su estilo personal en las obras, o utiliza otro tipo de obras abstractas que tampoco es lo que se acostumbra a ver en este tipo de exposición.
Alfredo, en la exposición, ¿cuál de tus obras tocarías con más gusto?
Alfredo: No me he vendado los ojos y he hecho el recorrido, sí las toco mientras las voy haciendo. Pero yo creo que una de las que más curiosidad tengo es una de las últimas que he hecho que es la interpretación que he realizado de la obra de Josef Albers, por ver cómo lo entiendo con el tacto.
Reinterpretas dibujos y obras de otros artistas. ¿Hay una reinterpretación también de obras propias anteriores?
Alfredo: Hay obras anteriores que por si mismas funcionan y tienen un sentido en esta exposición por los planos que las componen, ya que invitan a recorrerlas con el tacto. Y luego, hay una parte de obras que sí las estoy reinterpretando para la exposición, como un dibujo Párraga que he convertido en relieve. Y en esto sí que he intentado captar la esencia de las obras, basándome en mi forma de trabajar, pero también inspirándome en obras de dos dimensiones para pasarlas a tres.
Hay una obra que me ha supuesto un reto especialmente, y es de Josef Albers. Su obra y mi reinterpretación no se parecen a simple vista, pero si uno indaga y recorre la obra, sí hay una conexión entre ambas, una continuación de sus líneas en el espacio, no en el papel.
Sofía, ¿has sido antes creadora, quizás, y por eso tienes más comprensión hacia la figura del artista?
Sofía: Sí. Aunque lo tenga abandonado, he realizado dibujos, pinturas, esculturas y relieves. De hecho, en una ponencia que di en el Teatro Circo dije que el inicio de montar la galería surgió cuando estaba en el instituto y veía ya desde entonces que se le ponía muy complicado a los artistas a la hora de exponer, así que pensaba de broma “montaré una galería y así puedo exponer mis propias obras y nadie me dirá que no”. Mira, al final he acabado con galería propia, pero no estoy exponiendo mis obras y tampoco creo que lo haga, pero desde ese punto de vista se piensa más en el artista.
Y a lo largo de mi experiencia profesional, he ido viendo los impedimentos que se encuentran los artistas y por eso quería hacerlo diferente aquí: que el galerista haga de representante artístico, de mecenas, de marchante, y el artista, sencillamente, cree. La galería se queda con un porcentaje en caso de venta, así que tiene que ganárselo. También estoy moviendo las obras de los artistas para que expongan en otras galerías, lo cual no es una práctica habitual en el ramo en Murcia. A mí, en cambio, me gusta hacer intercambios con otras galerías dentro y fuera de España. Acciones como ésta son lo normal, pero a mucha gente le sorprende lo normal al no ser lo habitual.
Desde la parte más íntima de tu necesidad de promover estas iniciativas, el hecho de transmitir al artista estas ideas y conseguir que se materialicen en una exposición, ¿no te hace sentir realmente artista a ti también?
Sofía: Me gusta pensar que hay algo de mí también en los proyectos que se van haciendo. Desde el momento en el que piensas en una exposición en concreto hasta que se lleva a cabo, todo ese proceso pasa por mí. Entonces, claro, me siento en parte responsable, aunque no haya una parte de creación. Por ejemplo, la crítica artística juega un papel importante en la obra. Puede llegar a ser un todo con la obra porque en ella se basa mucho el criterio para apreciar o no la exposición. Hay que conocer muy bien la obra y la persona para poder hablar de ella.
Alfredo, estudiaste en la escuela de talla de madera en Zamora, ¿puedes contarnos más sobre tu formación?
Alfredo: En breves pinceladas, me metí en la escuela de arte en Escultura por ver qué me transmitía aquello, un poco a ciegas por una llamada que tenía. Una vez allí, descubrí que la madera era un material con el que estaba a gusto, pero en Murcia estaba muy limitado y tenía ganas de manejar ese material. Vi una publicación sobre una escuela de talla en Zamora, me entró un gusanillo en el estómago y al año siguiente me fui allí, y es una de las cosas que más me alegro de haber realizado. Hay pocas escuelas de talla de madera y, aunque era más obvio ir a Barcelona, para mí fue un acierto total. Está muy cerca de Salamanca, que fue ciudad cultural europea por aquel entonces. Aproveché para asistir también a la Facultad de Bellas Artes con profesores como Fernando Sinaga o Concha Jerez, artistas cuyo recorrido me interesaba.
Me gustaría que nos hablaras sobre la diferencia de tu experiencia entre el trabajo de escultor en soledad, y también en colectivo, a través de tu experiencia como escenógrafo y creador de títeres para la compañía Periferia, entre otras.
Alfredo: Paso muchas horas en soledad, tiene sus momentos hermosos también, pero se reduce a una experiencia muy íntima y ahí se queda. Está bien y es muy necesario tener esa parte de la vida íntima, pero también se agota y hace falta tener un sentido permeable de la creación y sacar de dentro hacia fuera y mover de fuera para dentro.
Trabajar en equipo durante el proceso creativo es una de las experiencias más satisfactorias que he tenido porque se alcanzan lugares que tú sólo no llegas, ya que se transforma en una suma de miradas que enriquece la obra artística. Sobre todo, he tenido la posibilidad de hacerlo cuando he trabajado con escenografía. Por ejemplo, llevo ahora unos años trabajando con Periferia Teatro en escenografía y construcción de títere, y ahí descubrí la importancia de trabajar en equipo porque hay mucho trasiego de gente dedicada al arte.
Entendiendo que la columna vertebral de tu obra se basa en la escultura y la especialización en madera, mi interés es saber si la fotografía es una herramienta complementaria que utilizas en tus investigaciones para tus obras escultóricas, o realmente la consideras una disciplina artística autónoma por sí misma. Proyectas en la serie fotográfica Maniobras tu herramienta principal como artista, que son tus manos. Y, curiosamente, creas una obra de arte con la herramienta primordial con la que creas arte. Tus manos crean arte y por sí mismas son arte.
Alfredo: Me encanta la fotografía y la considero una disciplina por sí misma, pero como todo: no creo que todas las fotografías sirvan como obra de arte. Sí que tengo influencias de artistas fotógrafos que admiro, pero yo no he llegado a ese punto aún con la fotografía, aunque me encanta y me considero un aficionado. Sí que es verdad que a veces las utilizo para mis obras porque pueden tener un carácter más efímero. En la fotografía me siento con más libertad a la hora de crear que, por ejemplo, con la escultura. No siento la exigencia que sí tengo con la escultura, que al final es el eje de mi trabajo y de mi persona.
Sofía, ¿cuáles son las claves que darías a los menos entendidos en arte contemporáneo para apreciarlo y valorarlo?
Sofía: Nunca me ha gustado esa frase de “no entiendo de arte”, muchísima gente me lo ha dicho y le he contestado que no hay que entender de arte, simplemente te tiene que gustar o no lo que estás viendo. Por ejemplo, para mí hay obras de arte contemporáneo que me parecen una tomadura de pelo, y otras, en cambio, me encantan. Para mí el arte es aquello que es capaz de conmoverte sea de la forma que sea. Y claro, hay obras que no se entienden a simple vista, hay que ver más allá. Y también ese tipo de obras tienen una complejidad mayor. Puedes estar delante de la obra y decir que no ves absolutamente nada y no entender lo que el artista quiere representar. Por ejemplo, con Kandinsky pasó así. Se le tachó de que su obra estaba vacía y que sus pinturas no representaban absolutamente nada. Y si uno lee el libro De lo espiritual en el arte, se dará cuenta de la relación en su obra del color y la música, la simbología entre colores y sonidos. Por eso, hay artistas como Kandinsky o Malevich, que innovaron en su momento, pero fuera del contexto se cree un sinsentido.
Sofía, por lo que veo, parece que tienes una vocación enorme por hacer llegar el arte a un público lo más extenso posible, incluso conseguir que personas que nunca antes hayan entrado en una galería lo hagan, pero ¿cómo haces eso al mismo tiempo que consigues que el proyecto sea factible económicamente?
Sofía: En parte es genial cuando mucha gente joven me dice “es la primera vez que he entrado en una galería de arte porque en otras ocasiones me han mirado mal por la ropa o porque me he sentido incómodo”. Hay mucha gente que ve la galería de arte como un lugar elitista. Mucha gente me dice que han aprendido sobre las obras al venir aquí. Esa parte didáctica la deberían tener todas las galerías. También está el aspecto económico, por supuesto. Si no se venden obras, la galería no se puede mantener. Hay que llegar al público que suele comprar obras, pero realmente en la galería hay obras para todo tipo de público. También existe el prejuicio de que en las galerías de arte los precios son muy caros, pero existen obras de arte al alcance de todo el mundo.
Como galerista y crítica de arte, ¿puedes darme las líneas maestras en las que te basas para seleccionar a los artistas contemporáneos que exponen en tu galería?
Sofía: Para mí tiene que ser un todo el artista, en el sentido de que me guste su obra y sepa que tiene mucho que ofrecer, y también que sea buena persona. Le doy mucha importancia a eso y pienso que en este mundo es algo que tendría que tenerse en cuenta. El artista confía mucho en el galerista porque él va a ser la persona que le mueva su trabajo por el mundo. Por eso creo que debe haber un buen vínculo entre artista y galerista, una relación casi de amistad y confianza entre ambos. Esa relación es muy importante porque si un artista no me transmite confianza, me va a costar mucho poder hablar de su obra, poder exponerla y hacerlo con pasión.
En Léucade no estoy cerrada a ningún tipo de estilo. Hay galerías que sí siguen un estilo concreto, y está genial que lo hagan así y se reconozcan por ello, pero creo que se cierran a un tipo de personas interesadas en el arte que, por no gustarle ese estilo, nunca van a ir a la galería. Sólo busco en el artista que me guste su trabajo, que me dé confianza y que él también la tenga conmigo.
Por ejemplo, en el caso de que viniera un artista que te pareciera fascinante, pero que no sintieras sintonía personal con él, ¿no le expondrías?
Sofía: Me lo pensaría. Es triste decirlo, pero algo que pasa mucho es que una galería se hace con la responsabilidad de promover a un artista, le expone, corre con los gastos de alquiler impuestos, todos los gastos que conlleva mantener una empresa, aparece en el periódico y en diversos medios de comunicación, etc.; es decir, que gracias a exponer en una galería la obra obtiene una serie de promociones y por eso el galerista se lleva un porcentaje. Pero lo que pasa es que en algunos casos, si a determinados artistas les sale una venta intentan que yo u otro galerista no se entere. Es una dinámica, que por lo visto dicen que sólo pasa en Murcia, pero no creo que sólo sea aquí, como en todo, hay personas que no son honradas en todas las ciudades. Algunos artistas incluso me han llegado a comentar que durante la propia inauguración de su exposición, los clientes les han propuesto comprar obra aparte. Pasa muchísimo, hay gente que está muy acostumbrada a eso. Pero hay que tener en cuenta que si no se compra en las galerías, las galerías cerrarán, y entonces no podrán ver las obras expuestas. Si yo sé que un artista hace eso, su obra puede ser genial y encantarme, pero ya va a ser diferente la relación y quiero tener un vínculo de confianza porque el artista pone sus creaciones en mis manos para que lo conozcan, y para muchos de ellos es su único trabajo, y es una responsabilidad también para mí representarlo bien.
¿De dónde has sacado esa madurez con 27 años de edad?
Sofía: Llevo bastante tiempo en este mundo, de hecho acabé dirigiendo otra galería de arte. He tenido que ir sola ya que nadie me ha enseñado cómo hacer todo esto. Al tener que buscar cómo hacer todo y al no haber querido parecerme a nadie, he llegado a un punto de cómo hacer las cosas que no se parezca al resto y, quizás, ha sido una forma más madura y más formal de hacerlo. El artista Tomás Mendoza me dijo que sólo conocía a una persona que había conseguido lo mismo que yo, y que tenía 30 años más.
Definitivamente tu juventud es llamativa…
Sofía: Pero eso puede ser negativo, porque quizás al verme tan joven a veces llega alguien a la galería y me pregunta por el dueño. Y también por el hecho de ser mujer. Aunque las galeristas más reconocidas de España son mujeres, sí hay cierto machismo en el mundo del arte. De hecho, al principio de abrir la galería hubo el rumor de que la había montado otra persona junto con más socios y yo estaba de empleada. Nadie creía que hubiera hecho la locura de haber montado la galería yo sola con todos mis ahorros, pero fue así. E inauguré con Eduardo Naranjo, que a mí me encantaba cuando iba a la Universidad y jamás me lo pude imaginar. Además fue su primera individual en Murcia, y lo conseguí sencillamente mandándole un correo electrónico. De repente me llamó por teléfono y no me lo podía creer, fue un honor. Su mujer me contó que el motivo de exponer aquí su obra fue que se había dado cuenta de que dominaba muchísimo este mundo y que conocíamos artistas, los dos, desconocidos para mucha gente. Después de esta tenía prevista una exposición con Antonio López en Pekín. Fue un lujo, y más poder conocerlo, es una persona muy cercana. Aquí tuvimos el placer de tener dibujos, grabados, óleos e incluso una pieza enorme de 400.000 € que impactaba muchísimo.
Alfredo, tu estudio está en el valle del Ricote en un lugar con mucha tranquilidad y soledad, ¿es eso importante para ti?
Alfredo: Es muy importante para mí tener esa parte bien cuidada, al igual que la parcela de las relaciones. A veces hay más de una y otra, más de otra. Ahora parece que estoy saliendo un poco más de allí y acercándome un poco más a la ciudad. Hay que mantener un equilibrio y no descuidar los momentos de recogimiento y soledad. Nací en Murcia, pero enseguida me llevaron para el pueblo y me crié en Bullas. He trabajado más en Bullas con proyectos artísticos, también es mi centro de operaciones. Del noroeste para acá transcurre mi vida.
Me gustó mucho una obra que hiciste llamada La parábola de la azotea, con las banderas de oración tibetana.
Alfredo: Eso fue durante la segunda edición en 2007 del Festival de Arte Emergente aquí de Murcia. La parábola de la azotea se concretó en los espacios de la ciudad que están más limpios para mí, lugares que actualmente están muertos. Hacía un guiño, un paralelismo con la parábola que cuenta que desde la ventana el niño sólo veía su barrio y al subir a la azotea, se dio cuenta de que el mundo era más amplio. Y dentro de esa parábola quise establecer el paralelismo de cómo conseguir percibir el mundo con otros puntos de vista. De ahí viene subir a la azotea y a las altas cumbres de la ciudad para coger perspectiva relacionado con las altas cumbres del mundo que están en el Tíbet, donde se puede adquirir otra conciencia. Creo que a nivel personal, y de la humanidad, estaría bien ver con otros ojos.
Alfredo, como artista, la parte espiritual que has querido transmitir con tu obra, está centrada en una idea única o te has basado en varias ideas?
Alfredo: Para mí lo espiritual es inevitable. Somos seres espirituales con una experiencia humana o terrena. Va incorporado en la obra de manera inconsciente. Esta exposición tiene un carácter más de percibir a través del tacto. En este aspecto, es más de tierra que de cielo.
Diría que estoy más cómodo con mi obra cuanto más me quito de en medio. Cuando pongo el material, veo lo que tengo que hacer y dejo que el proceso de creación fluya. Si voy buscando determinada expresión o que la obra sea espectacular, creo que no es el camino. Sí que tengo unas pautas y una intención clara, pero me quito ideas de éxito o de que va a gustar mucho de la cabeza. Si estoy en eso no trabajo con la obra. Tengo días de lucha, pero otros en los que me meto al taller a trabajar y por la ventana dejo que se vaya la parte que se tiene que ir. Al final sabemos más de lo que creemos.
Sofía, ahora que te has adentrado en esta línea de exposición para un público nuevo, ¿vas a seguir por este camino en tus futuros proyectos? ¿Tienes ya en mente alguna otra exposición de estas características?
Sofía: Mi idea es continuar con la idea de hacer llegar este tipo de arte a discapacitados visuales dedicando un espacio de la galería a este tipo de obras. De hecho, presenté esta idea para un concurso del Ayuntamiento, me premiaron por ella, pero todavía no he recibido el premio y no he podido llevar a cabo el proyecto original en la galería. Con ese dinero podría potenciar una zona de la galería para que este arte fuera algo permanente, que se pudiera visitar de forma continua independientemente de que haya exposiciones e ir rotando con diferentes artistas. Es muy difícil que una persona con discapacidad visual tenga un lugar permanente donde poder disfrutar de una exposición de arte, y me encantaría dotar a Murcia de ese lugar en Léucade.
Entrevista: Elisa Reche y Miriam Huéscar
Fotografía: Fran Bécares
Lugar: Galería Léucade, calle Jacobo de las Leyes 8, Murcia
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Pingback: PBSR: "No me emociona escuchar una canción en la que..."