Murcia Fashion Week 2014
Miriam Alegría ha sido la directora de este evento de moda emergente, además moda de diseñadores murcianos o que realizan su formación o trabajo en Murcia. Como siempre, se muestra llana y facilita el trabajo de los profesionales de la Comunicación como yo, te consigue las mejores entradas para los mejores desfiles y lo que le pidas, y además con una sonrisa, lo cual es un plus. Esta semana de la moda ha contado con exposiciones de fotografía e ilustración, en esta disciplina ha participado María Serrano, a quien ya entrevistamos y que acaba de presentar su libro Gerardo y los cuentos de la abuela. También ha habido lugar para una exposición de la Escuela Superior de Diseño de Murcia, la tercera más premiada de España, detrás de Madrid y Barcelona. Esta intensa semana, que ha abarcado del 7 al 18 de marzo, ha ofrecido conferencias tan importantes como la de Harper’s Bazaar, una de las revistas de moda más importantes del mundo. Pero nos vamos a centrar en la pasarela en Teatro Circo Murcia, que clausuró la III edición de este evento. La invitada de este año ha sido Beatriz Peñalver, de Granada, y ya reconocida en el mundo del diseño, como lo demuestran sus apariciones en Yo Dona. Los galardonados han sido Fernando Aliaga, dentro del bloque Made in Murcia; Cayetana Ferrer, a quien ya entrevistamos en Revista Magma, en el bloque de Emergentes; y Mai Moulin estudiante de la Escuela Superior de Diseño. El Teatro Circo no se había visto tan lleno desde su inauguración a finales del XIX con la compañía ecuestre de Gil Vicente Alegría, ¡qué casualidad, los Alegría llenan nuestro teatro!
El desfile comenzó con las modelos desfilando cubiertas por edredones de diferentes colores, que pronto deslizaron por su cuerpo luciendo una ropa interior muy elegante; sorprendió el uso exclusivo del encaje para una ropa interior de tendencia y sobre todo una paleta de color centrada en el negro y algún modelo en blanco roto. Si tomamos como referente a Andrés Sardá, en su colección para Cibeles 2014, inspirado en mujeres de Las Vegas, veremos la diferencia. Con todo, la presentación de las modelos con esos edredones, desconcertantes al principio, cumplieron su propósito, romper el hielo y captar la atención del público.
Como todo van a ser alabanzas merecidas para este desfile, conviene hacer ahora alguna crítica constructiva. Yulin Chen, que desfiló dentro del bloque de la Escuela Superior de Diseño, tuvo algún problema en el fitting, ya que uno de sus modelos, un cuerpo negro con escote palabra de honor, conjuntado con una falda negra, recta, con raja en la parte posterior, pero demasiado larga, obligaba a la modelo a lucirla remangada, desmereciendo bastante el trabajo que sin duda llevaba la prenda. Y ya dentro de la opinión, he de decir que la elección de las dieciséis modelos fue impecable, a excepción de una de ellas, que lucía una delgadez extrema, muy evidente en un traje de novia de Cayetana Ferrer, con tirante espagueti y una caída magnífica, pero que marcaba sus crestas ilíacas y dejaba al descubierto unos brazos y clavículas que no veía desde el caso de Dasha Kapustina, la novia de Fernando Alonso, a quien no se le permitió desfilar en Cibeles.
Los miembros de la Escuela Superior de Diseño comenzaron con el primer bloque de colecciones: Mai Moulin, la diseñdora premiada; Nuria Sanmartín, con su colección The Secret Garden, aún en una etapa embrionaria en cuanto a ejecución, pero realmente innovadora en patronaje; Yuli Chen, con modelos inspirados en sus orígenes y ejecutados con la destreza que le exige Juan Vidal en su taller; Ana Peyres, que presentó mi colección favorita de este bloque, la más moderna y divertida, de ahí que sus prendas tengan mercado en lugares tan cosmopolitas como Dubai; y Constanza Mas, avalada por su trayectoria y el segundo premio de la Pasarela On de MMOD 2012, que con el uso de líneas geométricas y una especie de «coderas», dejó patente sus orígenes en el diseño industrial.
Mai Moulin, presentó la colección Armonía, a mí no fue de las que más me gustaron. Estaba formada por seis modelos, unos en blanco, otros en negro, cinco de ellos eran vestidos entallados, por encima de la rodilla, con unos capotes sobre los hombros terminados en flecos muy largos. Ella ha explicado a C’mon Murcia que los ha usado para darle movimiento a las prendas. Yo hubiera optado por otro tipo de tejidos más ligeros para conseguir ese efecto en vez de a los flecos, aunque no fue la única que los usó en esta ocasión, al parecer vuelve el fleco. Y es que Alicia Daniels, del grupo de diseñadores Made in Murcia, con una colección inspirada en el Oeste Americano, también los aplicó en tejanos y faldas, desfilar en El Ego de Cibeles da mucha soltura a la hora de arriesgarse. Mai Moulin también presentó un modelo de falda larga, corte sirena, con un top palabra de honor con forma de «maxi-volante», con la barriguita al aire, que no guardaba coherencia con el resto de su colección. El top tenía su encanto, pero la falda no aportaba mucho en cuanto a innovación o estética.
Quiero destacar a Ana Peyres, que nos regaló una colección «Nueva York total», sobre todo urbanita. Todas las modelos iban tocadas con viseras blancas oversize, es decir gigantes, y con sus famosos bolsos Belter, esas “riñoneras” rinventadas en piezas cilíndricas que se llevan a la cintura, ideales. El modelo inspirado en un chándal, que podéis ver en la fotografía superior, todo transparente, con un galón blanco en el pantalón y el típico elástico en el tobillo, super original; toda la colección me recordaba a los vídeos de ejercicio de Jane Fonda y a la película de Rocky, todo muy de los ’80, pero tremendamente actual. Los pantalones «rockys», esos de atletismo con la raja a los lados, con ribetes en blanco, usando un tejido con un estampado que recordaba al mar, con pailletes, que le daban el brillo de cuando el sol refleja en el agua… prendas que te sacan una sonrisa. Una de las piezas, pra mí la mejor, era uno de estos rockys exageradamente largos hasta la rodilla, con un cuerpo transparente, y dos estrellas en blanco tapando los pechos, ¡divertidísimo!
La colección con el patronaje más arriesgado, sin duda, fue la de Nuria Sanmartín, a quien tuve la ocasión de conocer hace unos meses en el aniversario de los fotógrafos PUNCTUM. The Secret Garden propuso un paseo por los jardines de Luis XIV. A mí me trajo aires de Paco Rabanne en sus geometrías, pero es cierto que los planos de Fouquet para estos jardines son el leitmotiv de la colección. Su vestido corto compuesto por un círculo blanco, que cubría a la modelo por delante y por detrás, recordando las glorietas, lejos de parecer pesado dejaba intuir los hombros mediante el uso de tejido transparente. Fue de lo más original que se pudo ver. La complejidad de sus diseños se hacía en algunos modelos imperceptible, ganando en ligereza, aplicando bien la superposición de transparencias. El uso de piezas, tanto en la parte trasera de una de las faldas, como en la de una chaqueta, con las formas redondeadas, como el esquema de un parterre, estaba entre la geometría y lo liviano de las alas de un insecto… Hay que mencionar la pedrería, piezas grandes, como gotas de rocío gigantes sobre transparencias que pudieran ser los pétalos de un jazmín. El riesgo tiene recompensas, y en esta ocasión ha sido no ser una diseñadora más.
En el bloque de Emergentes, desfilaron Cayetana Ferrer, de quien podéis leer su entrevista en Revista Magma, realizada por Isabel Gómez Abia, colaboradora nuestra y autora del blog de moda INSATISFASION; Las Culpass, con su colección Período de guerra, a quienes les dedico unas letras; y PatriziaB.
Además de la premiada, Cayetana Ferrer, por quien aposté nada más ver su primer modelo, quiero destacar a Las Culpass; nada más empezar su desfile se escucha por megafonía: “¿cuándo oyes menstruación qué viene a tu mente?…desconcertante.
Su propuesta es ropa muy cómoda, muy fácil de llevar en la vida diaria: cazadoras con ribetes vaqueros y cuerpo en algodón gris, como el tejido de las sudaderas de deporte; faldas cortas de talle alto con botones delanteros; camisetas blancas básicas con su logo; un peto corto con los tirantes, muy amplio, casi como un complemento a la ropa que lleves debajo, color burdeos, ideal para favorecer a cualquier mujer, podéis verlo en la foto suprior; leggins rojos muy lavados, usaron colores degradados. Mi pieza favorita fue un chaleco vaquero reducido a los bolsillos y a un arnés posterior, compuesto por tirantes cruzados de tejido vaquero con una argolla metálica en el centro. Algunas de sus modelos desfilaron con el rostro cubierto por un pañuelo, esto me gustó menos. Es una colección para mujeres con carácter.
Todo lo contrario fue Cayetana Ferrer con su colección Fleurs, que trajo a mi memoria, sin saber muy bien por qué, aquella canción de France Gall Poupée de cire, poupée de son. La verdad que cada modelo parecía una flor, una ninfa. Colores coral, azul, maquillaje, turquesa…; los vestidos a la cadera, con tirantes o mangas de un volante con buen apresto, que rodean el hombro hasta acabar en la sisa, como la corola de una flor; gasas superpuestas, tejidos muy ligeros, primaverales; espaldas descubiertas y capas de gasa con apliques como de seda floja, pequeñas borlitas deshilachadas, ideales, con una inspiración muy infantil, como si fueran flores de un jardín. Además, presentó tres piezas que se salieron de esta línea: un vestido largo color turquesa con galones de blonda negra,tirantes, escote cuadrado y en la espalda los tirantes recogidos en un broche, para una mujer más adulta; un pantalón pitillo, color maquillaje, cintura alta, que a lo lejos parecía raso; y un vestido de novia largo, con la cola justa, tirantes espagueti, escote corazón y espalda descubierta, muy juvenil. Las espaladas descubiertas de Paula del Vas para la Pasarela Cibeles Novia han marcado tendencia.
Dentro del grupo de diseñadores Made in Murcia, desfilaron: Fernando Aliaga, premiado también en este evento; Alicia Daniels, con una colección con aires de western; Titis Clothing, con su colección Berbena, que invitaba con algunas de sus piezas a ir a la playa o al club náutico más cercano; Borja Furió, valenciano que nos sorprendió con algunos de sus modelos para novia pertenecientes a la serie Sí quiero; y como diseñadora invitada, Beatriz Peñalver, con quien tuve la suerte de charlar antes del desfile, y que lució piezas de sus colecciones Il debut 2.0 y Mirage, que me atrevería a etiquetar de «ochenteras», «almodovarianas» por el colorido, con volúmenes en caderas y hombros casi oníricos.
Fernando Aliaga nos mostró la colección más elaborada, con más costura y riqueza de tejidos. Además, todas las modelos iban perfectamente tocadas, con bolsos, carteras, guantes y calzadas con sus famosos zapatos, cada pieza una joya por sí sola en cristal. El nombre de su colección A la caza de las Meninas, supongo que hacía referencia a que unos modelos se inspiraban en la moda del siglo XVII, en concreto a los guardainfantes, y otros eran más cercanos a los modelos de caza ingleses del XIX, todo reinventado, claro. El primer modelo era la versión renovada del tontillo redondo, como los que Velázquez inmortalizó en el XVII, muy corto y voluminoso como Mariana de Asustria, pero sexy. Se podían ver los forros en raso rojo sangre, magníficos. Las telas eran brocados en oro y bermellón; el cuerpo era el típico de ese siglo, cubriendo del cuello a la cintura, aunque no era rígido, pero si bien armado; las mangas largas ajustadas; cuello recto rematado con un vivo, del mismo tono rojo que los forros; la espalda iba descubierta, con un gran broche dorado en el centro pendiendo de una cadena, que recordaba a los broches de pecho que adornaban los escotes de la corte de Felipe IV; y una lazada trasera, grande, en una tela con mucho movimiento, gasa probablemente, remataba la pieza.
También presentó modelos en piel. Usó el cuero negro, tafilete, para una falda de tubo con el bajo rematado en un volante, y en la parte de arriba una esclavina verde, parecía ante o piel vuelta. Otro vestido, con una falda con volumen, tres volantes anchos, superpuestos en negro y gris, ceñida a la cintura y a la altura de la rodilla, muy de los ’50, una de esas prendas para toda la vida; y un mono espectacular que desde lejos daba la impresión de ser ante, color camel una mitad y gris claro la otra, por detrás era como una levita con los faldones vueltos formando el volumen de un polisón. Todo acompañado de guantes de piel, cada uno de un color, ¡una pasada!
También presentó un bailarina, como la de Cisne negro, pero mejor, todo el cuerpo de gasa negra transparente con unos apliques de encaje recosido y pedrería que se extendía por el pecho, los hombros y se repetía en el bolso-limosnera y en el casquete que tocaba a la modelo.
Presentó otras piezas de inspiración más british, en cuadros príncipe de Gales. Dentro de estas, el modelo que más me gustó, el de la fotografía superior, con el cuerpo en lana fría a cuadros, en marrón y negro, con un vivo rosa en el cuello recto; a juego con la falda, voluminosa, casi arquitectónica, que recuerda a los volúmenes de Balenciaga, que se adelantaba al paso de la modelo, como el vestido de novia de Grace Kelly, de la diseñadora americana Helen Rose, pero corto. Además iba en dos capas, la superior abierta por detrás y rematada la cintura por un lazo generoso adornado con Swarovski y sombrero a juego.
Para mí fue la mejor colección, muy teatral, pero podría haberse visto perfectamente en Cibeles. Los tejidos, hay que adivinarlos, a cierta distancia uno ya no distingue entre la alpaca, la lana fría o la vicuña.
Artículo por: Francico Javier Nieto
Fotografía: Fran Bécares
Lugar: Teatro Circo Murcia